viernes, 24 de julio de 2015

LOS QUE APRENDEN Y LOS QUE NO APRENDEN



Un niño que ha construido un gran castillo de arena en la playa, contempla admirado su gran obra de arte, y un instante después ve como se derrumba por un fuerte aguacero.

El niño, mientras observa perplejo el lugar llano donde antes se erguía su obra de arte, se dice a sí mismo: “Se que aquí hay una lección…pero no se cual es”.

El potencial cerebral que tienes es bastante desconocido. Es imposible prever cuánto puedes lograr con años de entrenamiento, pasión y trabajo duro.

Nuestra actitud mental puede alterar nuestro cerebro y cambiarlo. Existen estudios que muestran que aquellas personas que creen que lo que son es lo que le tocó por genética, es decir, que el cerebro es fijo, son peores para valorar sus habilidades.

Además, estas personas logran convertir una acción en una identidad. Por ejemplo, fracasaste en algo (acción) y te dices que eres un fracasado (identidad).

Cuando a estas personas se les mide el nivel de atención en sus ondas eléctricas mientras realizan un cuestionario complicado y después se les da el resultado sobre lo que contestaron, solo prestan atención cuando se les dice si sus preguntas fueron correctas o incorrectas. En cambio, no muestran atención cuando se les presenta la información que podría ayudarles a aprender algo nuevo, si contestaron algo mal no les interesa saber la pregunta correcta. Si este mismo experimento se hace con personas que si creen que pueden aprender, cambiar o mejorar, las ondas cerebrales que representan los niveles de atención son tan intensas cuando se les dice si fueron o no correctas las respuestas como a la hora de escuchar los resultados.

Tus creencias sobre ti mismo pueden levantar o cerrar la barrera hacia el cambio que puedes pretender tener.

El mundo no se divide en fuertes o débiles, ganadores o perdedores, sino en los que aprenden y los que no aprenden.

 

viernes, 17 de julio de 2015

CREENCIAS ERRADAS




Eratóstenes, director de la biblioteca de Alejandría en el siglo III a.C., averiguó en un papiro que decía que en Syena, un puesto fronterizo al Sur,  cerca de la primera catarata del Nilo, un palo clavado en la tierra el 21 de junio al mediodía no proyectaba ninguna sombra. Eratóstenes era un hombre curioso y decidió comprobar si eso también ocurría en Alejandría y vio que no.
Después de darle bastantes vueltas al tema, se dio cuenta de que en un modelo de Tierra plana eso no era posible y que si la Tierra fuera curvada sí lo era.
Eratóstenes midió la distancia entre Alejandría y Syena, que resultó ser 800 km. Tomando este dato, junto con la diferencia del ángulo de la sombra a la misma hora en ambas ciudades, fue capaz de establecer que el radio de la Tierra era de 40.000 km, deduciendo que, si uno navegaba hacia el Oeste desde Iberia, podría llegar a la India…la misma idea que animó a Colón dieciocho siglos después.
La mayoría de las limitaciones que el ser humano experimenta son el resultado de creencias erradas que ha interiorizado sobre su verdadero potencial.
¿Es posible que aquello que hemos aceptado como verdad absoluta no lo sea?
¿Es posible que la lente a través de la cual observas el mundo sea defectuosa?