jueves, 4 de febrero de 2016

INVENCIBLE

 
 
 
Nieves era una niña de nueve años que decidió comenzar a practicar judo a pesar de haber perdido su brazo izquierdo en un accidente.
Después de seis meses de entrenamiento, el maestro sólo le había enseñado un movimiento a Nieves.
Nieves preguntó a su anciano maestro:
-         Maestro, ¿No debería aprender más movimientos?
-         Éste es el único movimiento que sabes y es el único que necesitarás saber –respondió el maestro.
Sin comprenderlo muy bien, pero con fe en su maestro Nieves, siguió entrenando el movimiento.
Unos meses después, el maestro llevó a Nieves a un campeonato. La niña ganó fácilmente sus tres primeros encuentros y se plantó en la final. Nieves estaba asombrada de su éxito.
En la final, su contrincante tenía más experiencia, era bastante más fuerte y más mayor. Al principio del encuentro se notaba mucho la gran diferencia de las dos contrincantes.
La niña miró a su maestro llena de dudas y éste le transmitió:
-         “Tú puedes”
Poco después, su contrincante bajo la guardia y Nieves empleó su movimiento para inmovilizarlo, ganó el encuentro y el campeonato.
Al regresar a casa, la niña y el maestro repasaban los encuentros. La niña le pregunto:
-         Maestro, ¿Cómo gané el campeonato sabiendo sólo un movimiento?
-         Hay dos razones Nieves. La primera, dominas casi perfectamente uno de los movimientos más difíciles del judo. Segunda, la única defensa que se conoce para ese movimiento es que tu contrincante…te agarre el brazo izquierdo.
Muchos de los que llegan a desarrollar su potencial de un modo grandioso son personas que han perdido sus sueños originales pero continúan persiguiendo nuevos sueños, convirtiendo, a veces, debilidades en fortalezas. Como decía Albert Camus: ” En medio del frío invierno, descubrí que dentro de mi hay un ser invencible”.