Ayer acompañé a una amiga a comprar al quiosco. Al llegar,
mi amiga saludó al quiosquero. Éste respondió de forma grosera y le lanzó el
periódico de mala manera.
Mi amiga, no obstante,
sonrió y deseó a aquel hombre que tuviera un buen día.
Al marcharnos, yo
estaba algo perplejo y pregunté a mi amiga.
-
¿Ese hombre siempre te habla así?
-
Sí…desgraciadamente.
-
Y tú. ¿siempre te muestras con él tan
amable?
-
Sí
-
¿Por qué eres tan amable con él
cuando es tan antipático contigo?
-
Es sencillo. Porque yo decido como me
he de comportar. Yo no quiero que sea él quien decida cómo me de comportar.
Cuando nos movemos en la vida en modo acción-reacción
dedicamos mucho tiempo y energía a encontrar oportunidades para sentirnos
ofendidos.
Te propongo que desde hoy practiques ser una persona que se
niega a sentirse ofendida por nada. Cuando algo te ofenda, regálate ignorarlo
porque cuando te niegas a sentirte ofendido estás diciendo “Controlo cómo me
siento y elijo sentirme en paz pase lo que pase”.