Una joven sentía pasión
por la escritura. Le encantaba escribir a todo momento, versos, prosa…encontraba
inspiración en todas las cosas a su alrededor y sobre ello escribía.
Un día asistió a un
taller de escritura de un afamado y prestigioso dramaturgo. Llena de entusiasmo
mostró algunos de sus trabajos al escritor:
-
¿Qué le parecen? ¿Tengo talento para
escribir?
El afamado y premiado
escritor le contestó:
-
No. No tienes ningún talento para
escribir.
La chica se fue
llorando y quiso tirar sus escritos a la basura.
La joven acepto trabajos
para poder sobrevivir y, en sus ratos libres, seguía escribiendo. Le seguía
emocionando todo lo que escribía. Se formó, pulió su estilo y estableció una
estrategia para poder publicar.
Dos años más tarde,
consiguió publicar su primer libro de poemas, después de haber recorrido 96
editoriales.
Su publicación fue un éxito
inesperado para casi todo el mundo.
Un año más tarde
coincidió, en un evento publicitario, con el prestigioso dramaturgo que no parecía
haber apreciado sus escritos.
Le saludó y le dijo:
-
Buenas tardes, usted no se acordará
de mi. Yo quería ser una gran escritora y usted me comentó que no tenía
talento.
El escritor respondió:
-
Eso se lo digo a todos los que me
preguntan.
-
¿Cómo que se lo dice a todos? Eso no
está bien
- ¿Sabe
una cosa señorita? La experiencia me ha enseñado que al final los que triunfan
son los que dan más valor a lo que ellos creen de sí mismos que a lo que otros
creen de ellos.
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