1965, USA, una noche
sobre las 23:30, una mujer afroamericana de edad avanzada estaba parada en el arcén
de una autopista de Alabama tratando de afrontar una fuerte tormenta porque su automóvil
se había averiado y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran.
Empapada, decidió parar
como fuera al próximo coche.
Un joven, blanco, se
detuvo para ayudarla, a pesar de todos los conflictos raciales que habían
ocurrido durante los sesenta en EEUU. El joven la llevó a un lugar seguro, la
ayudo a obtener asistencia y la puso en un taxi.
La mujer parecía bastante
apurada. Anotó la dirección del joven, le agradeció el favor y se fue.
Una semana más tarde el
servicio de correos llamaba a la puerta del joven para entregarle un televisor
pantalla gigante de color con una nota que decía:
“Muchísimas gracias por
ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa, sino
mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de
la cama de mi marido, agonizante, justo antes de que muriera.
Dios le bendiga por
ayudarme y por servir a otros desinteresadamente.
Sinceramente, Maria
Cole, señora de Nat King Cole”
Durante todo el año la gente busca la felicidad en el tener y
en que los demás nos sirvan, pero tiene que llegar un momento como la Navidad
para recordarnos que la verdadera felicidad sólo se encuentra en el servir y el
dar.
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