Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de
despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
“¡Qué desgracia, mi señor!” exclamó el Sabio, “Cada diente
caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad”.
“¡Qué insolencia!” gritó el Rey enfurecido, “¿Cómo te
atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!” Llamó a su guardia y ordenó
que le dieran cien latigazos.
Después, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo
que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo: “¡Gran
felicidad os ha sido reservada!. El sueño significa que sobrevivirás a todos
vuestros parientes”.
El semblante del Rey se iluminó con una sonrisa y dio orden
que, en agradecimiento, le dieran cien monedas de oro.
Al salir, el segundo Sabio del Palacio, uno de los
cortesanos le dijo admirado: “La interpretación que habéis hecho de los sueños
es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien
latigazos y a ti con cien monedas de oro”.
El segundo Sabio respondió : “Todo depende de la forma en el
decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse…he
seguido tres pautas muy sencillas:
1ª Evita las palabras negativas y céntrate en los aspectos
positivos de la situación que quieres comunicar.
2ª Cada persona se comunica de forma predominante en un
canal…acuérdate de transmitir en el mismo canal en el que te están escuchando.
y 3ª Las personas percibimos la realidad mediante filtros
que corresponden a nuestras creencias. Debes comunicar siempre conociendo los filtros y respetando las creencias de todas las personas…”
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